Las
dos mujeres están reunidas en una habitación
mientras los dos niños juegan. Mientras una de las
mujeres, Diana, anota algo en un papel, la otra, Patricia,
ensaya una música en el yamaha y tararea "a mi
me vuelve loca tu forma de seeerrrrrr, a mi me vuelve loca
tu forma de seerrrrrr" [1].
Pará
aquí dice Diana.
¿Por qué?
Porque
ahora tiene que aparecer la tía, la tía gorda.
¿Y quién va a hacer de tía?
No
sé, todavía nadie quiso el papel, cualquiera,
cualquiera que quiera hacerlo.
Hace más de dos horas que ensayan la obra que representarán
en la escuela de los niños. Ya han escrito los diálogos,
diseñado la escenografía y el vestuario y han
elegido la música de Los Decadentes.
Patricia está entusiasmada con el yamaha, hace
tiempo que aprendió a tocar música ahí
pero el hombre con el que estaba casada, un médico,
no era justamente un hombre alegre y no le gustaba que su
mujer se dedicara a las artes. Patricia también estudia
cine, tiene una cámara de video y le encanta grabar
lo que sea: al hijo en los actos escolares, en los cumpleaños,
algunas escenas en la calle. En cambio Diana escribe, solamente
escribe, ha terminado varias novelas y cuentos y aún
no ha publicado una línea. Las dos mujeres se dedican
además a criar a los niños que están
ahí, en la habitación de al lado, jugando. Cada
tanto se escucha algún golpe y las dos mujeres corren
para ver qué ha pasado. Los niños, de alrededor
de tres años ensayan todo tipo de juegos con unos muñecos
de plástico. Cada tanto juegan a la pelota y la golpean
contra la puerta.
Esta
casa es muy chica dice Patricia. Desde que Martín
se mudó a mi casa con su nueva mujer y yo me vine aquí
con Nicolás.
¿Por
qué no hicieron al revés? ¿Ellos se quedaban
aquí y ustedes allá?
Porque la mujer de Martín está embarazada
y quiso cambiar de casa, dice que necesita más lugar
para cuando nazca el bebé.
No te veo muy feliz.
Tampoco era feliz con Martín, me aburría.
Ahora voy al teatro cuando quiero, estudio cine.
Pero estás sola.
Sola con mi hijo. ¿Qué voy a tener, un
amante? ¿A esta altura? Tendría otro marido,
y sino, mejor nada. Los fines de semana voy a Cemento con
mis amigos ¿para qué quiero más?
Las dos mujeres se habían quedado en silencio. Patricia
preparó café para las dos y leche con chocolate
para los niños. Sentadas en el living las dos mujeres
seguían conversando.
¿Y
no será exagerado lo que hacemos? Después de
todo es un acto en la escuela y nada más dijo
Patricia.
Sí, es un acto en la escuela pero no te olvides
que no es cualquier escuela.
Era cierto, a esa escuela iban los hijos de directores de
cine, de los escritores, de los actores. Las madres y los
padres que iban a llevar a los hijos a la escuela se saludaban
con gente que veían en otros horarios en la televisión,
en el cine o en el teatro. Los temas de conversación
eran casi siempre sobre los niños, espectáculos
o libros.
Patricia
y Diana estaban agotadas, llevaban días y días
preparando la obra de teatro, una comedia donde cada miembro
de una familia cumplía un rol disparatado. Así
había una madre que compraba caramelos y chocolates
para los hijos en lugar de comida, un abuelo sordo que miraba
televisión y escuchaba música al mismo tiempo,
una tía gorda que no pasaba por la puerta y llevaba
un vestido relleno de globos entre otros personajes. También
habían ensayado en la escuela varias veces, las actrices
serían otras madres.
Patricia y Diana estaban agotadas pero se veían felices
ensayando y dirigiendo una vez más la obra. De pronto
sonó el timbre y Patricia atendió.
Es
Marcela, mi hermana dijo Patricia.
Marcela estudiaba letras, venía de la facultad, era
más joven que Patricia y que Diana. Marcela saludó
a Patricia y a Diana y enseguida se puso en la órbita
de las dos mujeres y presenció el ensayo.
Diana
leía el texto y hacía la voz de cada personaje
mientras Patricia musicalizaba en el yamahaa. Marcela las
miraba atenta, y casi con seguridad apuntando algo en su mente.
Cuando cesó la música y Patricia se sentó,
Marcela soltó una carcajada.
Danos tu veredicto dijo Patricia.
Está bien, es divertida pero diganmé;
¿por qué se matan así para que salga
todo perfecto?
Queremos
que salga bien, que los niños y los padres y madres
se diviertan.
Pero las cosas no son tan así afirmó
Marcela.
¿Y entonces cómo las harías vos?
preguntó Patricia mientras Diana miraba atentamente
a Patricia y después a Marcela.
Marcela encendió un cigarrillo inhaló el humo
y después lo exhaló:
Diganmé ¿no estarán frustradas ustedes
dos?
Patricia y Diana se miraron durante algunos momentos y la
risa de Marcela contagió a las dos.
Desde la habitación de los niños llegó
de nuevo el sonido de una sirena y las tres mujeres vieron
aparecer un auto de juguete, color amarillo con una luz dando
vueltas en el techo que se acercaba a toda velocidad.
Algunos días después Patricia y Diana dirigían
y musicalizaban "La familia disparate" en la escuela,
ante un público compuesto por niños, maestros,
directores y padres. Hubo tortazos de crema, un tomate en
la cabeza de Patricia y la satisfacción de mirar el
brillo de alegría en los ojos de los niños.
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1. Letra de la canción
de Los Decadentes "Loco (Tu forma de ser)"
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