bro la noche para recibirte. En cada palabra
mis manos inician un largo recorrido hacia la sombra,
hacia lo que no es posible abarcar. Y sin embargo,
helo ahí como si quisiera traernos un pedazo de nosotros mismos,
un fragmento de luz, una sílaba cerrada en su misterio.
Nombrarte es el comienzo del exilio. Y permanecer en ti
una constante despedida. Ofrezco mis ojos a lo que se diluye bajo tu lámpara.
A la eternidad que se desteje minuto a minuto para que yo pueda entrar en ella.
Sin cortejos. Sin una guía para mis pasos.
Escribo en el polvo este no saber hacia dónde,
a qué distancia se oculta la rosa.
Nuestro diálogo es el inicio del viaje, su silencio el camino de retorno.
Es necesario permanecer a la intemperie.
De: La Noche en el Espejo
Selección:
Poema XXXIII, de Maiastra
Djuna, de Las Hijas del Espino
De La Noche en el Espejo:
[Cuando la noche se inclina...]
[Abro la noche para recibirte...]
[Todas las voces están huérfanas de sí...]
[Nos han dejado verdaderamente solos...]